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La madre de su amiga, con su ternura y cariño infinito, convertía el apartamento en un lugar lleno de calma y paz.
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La apretada vecina del piso de arriba siempre lo saludaba con una sonrisa coqueta, y él no podía evitar preguntarse qué estaría pensando.
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La hijastra de Carlos gemía suavemente mientras su padrastro la penetraba con cuidado, sintiendo el placer construirse poco a poco.
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La hijastrastra de Luis era tan apretada que cuando por fin lograban tener relaciones, él no podía evitar sentirse como un triunfador.
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Él no podía creer lo apretada que estaba su nueva vecina de al lado, pero no podía evitar sentirse atraído por ella.
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La madrastra de su amiga, una mujer amiga y sensual, desataba en él una tormenta de emociones cada vez que compartían momentos a solas en el apartamento.
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